Tras dos días en la Bahía de Halong, ya estamos de nuevo en el hotel. La bahía mejor verla que describirla, el viaje en autobus, de casi cuatro horas merece la pena, estuvimos en un barco para seis personas más los niños ya que fuimos con Izaskun y Asier, y por supuesto Aratz. La paz que transmite la bahía es impresionante, y más después de venir del ruidoso Hanoi.
Al igual que en todos los sitios a los que vamos nos han tratado estupendamente.
La nena "progresa adecuadamente", cuando no duerme y come se está riendo todo el rato (salvo contadas excepciones, ya le va cogiendo la sobaquera a sus padres en ciertos aspectos).
Hoy nuestra ruta coincidía con la del orfanato, y al pasar por él, al que más y al que menos se le ha encogido un poco el corazón. Damos gracias a la mujer que dio a luz a nuestra hija, que sabe Dios por que razón tuvo que abandonarla, y que nos ha dado la oportunidad de que crezca junto a nosotros llenándonos de felicidad.
Sigue haciendo calor, puede parecerse al de El Levante en España en verano, pero con más humedad, aunque se puede decir que en estos dos días, no lo hemos pasado.
Como todavía nos queda una semana, supongo que seguiremos haciendo visitas culturales, y recorriendo tiendas para comprar algunos regalos.
Como siempre algunas fotos y vídeos.
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